El calor puede estimular las glándulas sebáceas, lo que provoca un cuero cabelludo más graso y la aparición de acné. Además, la exposición prolongada al sol puede dañar la queratina, volviéndolo más quebradizo y propenso a la rotura
Sequedad, irritación, cuero cabelludo más seco, debilitamiento del cabello…, estos son algunos de los principales efectos que tiene el verano y sus múltiples olas de calor sobre el pelo y a los que se debe prestar mucha atención durante y después de las vacaciones. Desde Clínica 4 Ces, expertos en medicina estética capilar, añadimos que pueden ser múltiples los factores que dañen el pelo, como el sol, la sudoración, el cloro o el agua salada.
“Uno de los principales efectos de esta temporada sobre el cuero cabelludo es la sequedad, ya que el calor y la exposición al sol pueden hacer que este se reseque, lo que a su vez puede provocar picazón, descamación y caspa. En cuanto a la irritación, es cierto que el cloro de las piscinas y el agua salada del mar pueden irritar el cuero cabelludo, especialmente si se tiene alguna condición preexistente como dermatitis seborreica. Además, el calor puede estimular las glándulas sebáceas, lo que puede llevar a un cuero cabelludo más graso y a la aparición de acné. De hecho, la exposición prolongada al sol puede dañar la queratina, una proteína esencial para la salud del cabello, lo que lo vuelve más quebradizo y propenso a la rotura”
¿Cuáles son los síntomas de un cabello dañado en verano?
Los principales síntomas de un cuero cabelludo y un cabello dañados por estos factores son la sequedad extrema, picazón, enrojecimiento, descamación, irritación, aumento de la sensibilidad y caída del cabello. “Las alarmas deben saltar siempre y cuando uno o varios de los síntomas anteriormente citados se manifiesten de forma persistente”.
Además, cabe destacar que existen tipos de cabellos que son más propensos a sufrir este daño. Por ejemplo, el cabello rubio y teñido, al tener una cutícula más porosa, es más fácil que pierda humedad y se dañe. De igual forma, los tintes pueden debilitar el cabello y hacerlo más sensible a los agentes externos. “El cabello fino es naturalmente más delicado y frágil, por lo que es más propenso a romperse y dañarse. Por otro lado, el pelo rizado tiende a ser más seco y poroso, lo que lo hace más susceptible a la deshidratación y a los daños causados por el sol, el cloro y la sal”.
La rutina perfecta para cuidar el cabello
Muchas personas se preguntan qué hacer tras un día de piscina o playa para mantener el pelo intacto. Estas son las pautas que sugieren desde Clínica Ferraro:
- Productos con protección solar para protegerlo de la radiación UV.
- Enjuagar de inmediato con agua fría y dulce: Esto ayudará a eliminar el cloro, la sal y otros residuos que puedan resecar y dañar el cabello.
- Utilizar champú suave e hidratante para eliminar cualquier resto de productos químicos o suciedad: Es recomendable evitar los champús con sulfatos, ya que pueden resecar aún más el cabello.
- Aplicar acondicionadores para reponer la humedad perdida y fortalecer el cabello, también mascarillas hidratantes.
- Secar el pelo al aire libre reduciendo el uso de elementos de calor y evitar el cepillado excesivo.
Además de llevar a cabo las diferentes recomendaciones capilares, también se puede ir un paso más adelante y realizar tratamientos que recuperen por completo la vitalidad del cabello.
La elección de la duración y las sesiones del tratamiento dependerá siempre del daño capilar y de las necesidades específicas de cada persona. “Tratamientos como mesoterapia capilar, son los más recomendables para regenerar el cabello, darle fuerza y brillo. Se trata de un protocolo personalizado a base de microinyecciones de mesoterapia capilar formulado de forma individualizada para cada paciente con diferentes activos que se inyectan por vía intradérmica, accediendo directamente al folículo piloso para estimular el crecimiento con resultados satisfactorios”.
Principales factores que afectan en verano
Desde Clínica 4 Ces os explicamos cómo afectan los diferentes factores del verano al cuero cabelludo y al pelo:
- Sol: Los rayos UV pueden quemar el cuero cabelludo, causando enrojecimiento, picazón y, en casos severos, ampollas. También pueden acelerar el envejecimiento del mismo y contribuir a la aparición de caspa. En lo que respecta al cabello, los rayos UV dañan la cutícula, es decir, la capa externa que lo protege, lo que provoca sequedad, pérdida de brillo, fragilidad y mayor susceptibilidad a la rotura. Además, puede llegar a decolorar el cabello teñido y acelerar la aparición de canas.
- Sudoración: El sudor obstruye los poros del cuero cabelludo, atrapando la suciedad y las bacterias, lo que puede conducir a la aparición de acné, foliculitis y un aumento de la producción de sebo, que a su vez puede agravar la caspa. Además, también puede debilitar el cabello y hacerlo más propenso a la rotura, especialmente si se combina con la exposición al cloro o al agua salada.
- Agua salada: Puede resecar el cuero cabelludo y extraer sus aceites naturales, así como irritarlo y causar picazón. Por otro lado, la sal marina deshidrata el cabello, lo hace más encrespado y puede debilitarlo, al igual que puede alterar el color del cabello teñido y dejarlo con una textura áspera.
- Cloro: Este desinfectante puede resecar el cuero cabelludo, irritarlo y causar picazón, además de alterar el pH natural del mismo, lo que puede favorecer la proliferación de hongos. De igual forma, el cloro daña la cutícula del cabello, lo vuelve poroso y más susceptible a la deshidratación. De hecho, puede llegar a decolorar los cabellos teñidos y a hacer que se sienta áspero y quebradizo.